martes, 15 de marzo de 2016

POLÉMICAS Y TÓPICOS EN LA GIMNASIA RÍTMICA

Durante mucho tiempo la gimnasia rítmica de élite, al igual que la gimnasia artística, se ha visto afectada por diferentes polémicas relacionadas con la exigente disciplina o con los problemas de peso que algunas gimnastas han sufrido (llegando a la anorexia en casos muy puntuales), generalmente en los países de Europa del Este. En 1997 la FIG decidió elevar la edad para competir en los Juegos Olímpicos desde los 15, límite fijado en 1981, hasta los 16 años.
En España, tras los Juegos Olímpicos de 1996, una de las gimnastas del conjunto nacional, María Pardo, acusó a la entonces seleccionadora Emilia Boneva de imponer una dura disciplina, aunque el resto de integrantes defendieron a la búlgara. Algo más de un año después, otra gimnasta compañera suya, la campeona olímpica Tania Lamarca, fue excluida del equipo nacional por pesar 2,7 kilos más del peso que le exigía la seleccionadora María Fernández Ostolaza, como cuenta en su libro Lágrimas por una medalla. Al igual que hace Tania en su libro, su compañera Nuria  durante una comparecencia en el Senado en la «Comisión especial sobre la situación de los deportistas al finalizar su carrera deportiva» en 2001, fue crítica con las decisiones de María Fernández respecto al peso y denunció la situación de abandono e indefensión que vivieron las gimnastas del conjunto tras su retirada, no recibiendo ninguna ayuda ni orientación de la Federación en su adaptación al «mundo real» y enfrentándose además a impagos por parte de esta. Los testimonios de las gimnastas del equipo nacional español con respecto al papel de la Federación y el resto de organismos tras su retirada fueron coincidentes en muchos aspectos a lo largo de los años
 

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